30 de diciembre de 2008

Un fin posible

Este es un post conmemorativo y nada más.
Esta es la alpargata que no usé pero que si hubiese sido mía me hubiera gustado que quede así de chatita y gastada de tanto patear camino. 

Esa del fondo es la pared que veo más vieja y más a lo lejos de lo que realmente está. Me gusta creer que va a achicarse hasta perderse, pero sé que no. 

Aquella es la ventana que cerré. Porque a veces para abrir puertas o seguir caminos es necesario cerrar otras aperturas.  

Esta de abajo es la tapia sobre la que me encuentro caminando, haciendo equilibrio como quien se sitúa al borde de un abismo y se dispone a saltar sin saber muy bien qué hay del otro lado. 

Feliz 2009! 
Atrás no es una opción posible.


21 de noviembre de 2008

Post colgado

Las cosas están tensas en la ciudad y la gente anda a punto de cortarse, pero no todos se animan y los que se animan no lo hacen (no lo hacemos) del todo. El sol de este año se vino bien violento, los rayos pegan  en el pavimento y no respetan seres vivos ni filtros solares.

Los cables de arriba son del invierno (o quizás del otoño) pasado. La idea era que en algún momento me iban a servir para mostrar algo, o al menos para recordar algo... algo como que las cosas en invierno también estaban tensas y que no porque haga más frío o menos calor me voy a ahorrar quilombos. Si una los busca, los encuentra (lo curioso es que cada día me convenzo más de que en caso de que una no los busque, los quilombos la encuentran).

De todos modos, a pesar de lo descolgado del post, había una función de anclaje en la imagen, que se suponía que mis palabras iban a relevar: los cables están enredados, sí, pero no pelados. Están tensos, pero no al punto del cortocircuito. 
Todavía me ahorro las chispas, y me pregunto si no será en el momento en que estas salten cuando se produzca la descarga mayor y, por fin, se descongestione la tensión.

¿Algún electricista al servicio de mi comunidad?

19 de octubre de 2008

Las calles de mi barrio


 ¿De dónde venimos? ¿Por dónde nos movemos? ¿Hacia dónde vamos? Preguntas ontológicas que  remiten a debates con inicios míticos y continuaciones inabarcables. La gente últimamente los resuelve fácil: "Buscá, adentro tuyo está la razón". Otros tienen iniciativas más comunitarias y al alcance de todos. 

Es noche cerrada, venís por la Aconquija a la casa del amigo ese que vive allá ("lejos"), empezás a chequear alturas para ver dónde tenés que bajar del colectivo (o doblar con tu rodado, dependiendo de las posibilidades) y, de golpe, te encontrás con una de las últimas grandes jugadas de la municipalidad de Yerba Buena, tan a la vanguardia de los movimientos institucionales: los postes de las esquinas  se parecen más a una tabula rasa a la espera de los conocimientos por llegar que a la guía orientadora a la que esperabas aferrarte. Su azulidad bloquea entornos y confunde, siembra la duda y la reflexión. 

Sí, sí, es una idea poco práctica. Pero pensemos en el trasfondo de la propuesta: ¿se estará dando cabida a una desobjetivación de la vía pública, proponiendo que cada uno llene imaginariamente esos carteles con la ubicación que mejor lo represente desde su subjetividad? 

Pa' mi que es pura negligencia, pero, sabemos,  las verdades pueden ser tantas como autores quieran encarnarlas. 

13 de septiembre de 2008

Filtros


El extrañamiento se escapa casi siempre de dónde no esperamos que escape. El extrañamiento nos sorprende a veces, pero otras veces (y está bueno, y es válido), nosotros salimos a ver si lo sorprendemos.

Desde hace unos días gozo a diario de extrañarme con la belleza de los lapachos de mi cuadra. Como casi todo lo que pasó este año, los lapachos llegaron antes, pero, a pesar de su destiempo, están aguantando las rarezas del clima iverno-primaveral y parecen tener toda la voluntad de estar presentes hasta el día 21 del mes. De cualquier modo, empiezo a preguntarme si seré capaz de tolerarles la ausencia. 

Los lapachitos y sus ramales me filtran. No me pierden, cada vez que los veo me siento filtrada y luego infiltrada. Confundida, trasladada, levemente desfigurada. Ahí está el extrañamiento.

La conclusión (y cómo no sacar al menos una en esta tarde de ocio): extrañamiento y filtración van de la mano. Me voy (o me sacan) del lugar cotidiano llevándome a un espacio otro, habiendo tenido que dejar parte de mis constituyentes en la puerta, para recuperarlos (o no) a la salida. 

Me gusta, me gusta mucho filtrarme, pero me resisto a la incertidumbre de no encontrar el camino de vuelta y eso, amigos, pesa. Mientras busco modos alternativos de destruir mis defensas, disfruto de las filtraciones, siempre oportunas, que encuentro entre reja y reja. 

31 de agosto de 2008

Otros lados

Este es "el otro lado" del reloj de una torre mirador de una villa cordobesa. Los "otros lados" siempre fueron un enigma para mí. A veces había paredes transparentes y yo siquiera sin poder mirar.

Llegar fue fácil: abrí la puerta, subí las escaleras y ahí estaba. Lo miré, y no, no me devolvió la mirada. Es un reloj. Irme también fue fácil: bajar las escaleras, de nuevo la puerta y otra vez a la calle a ver el lado acostumbrado. Lo curioso? El "mientras tanto" y el "después", porque ese "otro lado" me abrió otros lugares.

Enredos y bloqueos: atrás, al costado.

Mi "otro lado" se siente invadido. Soy yo entrando, encontré su puerta, entré sin golpear. Es lo mínimo que me corresponde. Ahora el proceso, a ver cómo se vive este "mientras tanto" y sin idea de cómo será el "después".

14 de julio de 2008

Retrato de familia

Un saludo a mi mamá, a mi papá, a mi familia de Luján y para todos los que me conocen.

Me pasó que me encontraron sin buscarme (y sin que yo busque). Me pasó que tengo primos, sobrino, tíos y geografías nuevas.
Me pasó que las fotos del aparador de casa (fieles reproductoras de la imagen de familia que en mi cabeza se extendía) se quedaron cortas y como cortinas opacas que no me dejaron ver más allá.

Me pasó que una noche llegué a casa y me leí en un mail. Bueno, no me leí a mí, la leí a ella, que buscándose me encontró. Es que a veces la gente se pierde de vista, o es perdida (todavía no sé), para reaparecer en la generación siguiente.
Pero me pasó que ahora el aparador (chico, dadas las circunstancias) pierde el elevado rango que tenía, como guardián de imágenes estereotípicas, para pasar a encargarse sólo de las figuras locales.

Es lindo esto de ser encontrada cuando una anda patas arriba buceando en lo figurado. Es lindo bajar a la tierra y encontrarse con gente que "es como uno" (y hasta se llama igual que una) e invita a recordar y unir un pasado que por falta de piezas andaba desfigurado.

Es lindo saber que cada tanto los muebles pierden vigencia y necesitan (piden a gritos) un cambio (o, por lo menos, algún tipo de renovación).



16 de junio de 2008

Presente

En estos días me quitaron mi derecho al pasado y casi en un mismo movimiento me fue vedado mi derecho al futuro. Yo asistí genuflexamente a cada una de estas dos prohibiciones. Mi cerebro, entretanto, ya empezaba a poner en acción algún tipo de mecanismo que me preservara de perder mis recuerdos, mis sueños y mis ilusiones.
Esta mañana recordé este pequeño desliz de mis pensamientos. Me tomé cinco minutos para terminar el escudo de defensa iniciado que viene a reforzar la ilusión de mi libertad, helo aquí.

Dadas las circunstancias, me veo en la obligación de hacer uso de los valores atemporales y ahistóricos que desde pequeña me enseñaron que tenía el presente. Es así como produzco el reordenamiento de la concepción judeo-cristiana occidental del tiempo: ¿es acaso posible concebir un presente en simultáneo con otros presentes (mi pasado y mi futuro, pero vistos en otros términos), es decir siendo éste extensivo a todos los hechos que, siguiendo la linealidad cronológica del calendario, acontecieron y también a aquellos que podrían acontecer?

Mi impresión, una vez más, es genuflexa. Sin embargo, no perdamos de vista que esto es sólo así porque a mí me conviene. De momento, gozo de demandas atrasadas y de necesidades futuras que me asaltan, todas a un tiempo. Un presente siempre a punto de saciarlas, un presente siempre a punto de dejarlas partir.

28 de mayo de 2008

Relato inconcluso sobre maderas que cruzan ventanas

Nos embarcamos en el análisis interpretativo de la imagen que en esta oportunidad nos acompaña. Vamos a imaginar la propuesta de un modo similar a la lectura de la borra de café o el test de las manchitas, o incluso la humedad de alguna pared, si se quiere. Confieso que la idea la robé de un semillero de neuróticos.

Dispongámonos, pues, a asignar sentidos, sin perder de vista que son MIS sentidos, que es MI ventana y son las maderitas de MI persiana las que reposan del otro lado de MIS rejas, con lo cual es poco probable que esto vaya a serles útil si es que acaso no anduvieran en la búsqueda del ocio o quizás me conocieran.

Hubo un tiempo en que en el espacio que va entre la reja y la ventana nos encontramos con Tito, protegido de mí, protegido del exterior. Hubo un tiempo en que el vidrio estaba cerrado y yo estaba más acá. Hubo un tiempo posterior que fue cuando las maderitas empezaron a desprenderse de su soporte (la persiana), escapando de la protección del parasol, para quedar expuestas, y así como partes fragmentadas de un todo, ante cualquier tipo de inclemencia climática o humana.
Sin embargo, en ese tiempo, que es el hoy, notamos (noto) la presencia de una maderita fuera de ese más allá que delimita la reja. Hay fragmentos que todavía no se animan a la exposición y prefieren la comodidad de la sombra. De ellos no reniego, los acompaño (ME acompaño) en su proceso.

Así, en esta imagen que va de la oscuridad a la luminosidad, me identifico. Así, como en la humedad de las paredes es posible ver fantasmas y en las borras de café mujeres ahorcadas y en las manchitas, sangre, sangre y más sangre, aquí hay estructuras que se cruzan y fronteras que se diluyen...

6 de mayo de 2008

Vulnerome

Este es el otoño que ya está aquí. Estos son los pétalos que ya no están pero que sabemos que estuvieron, dejaron su huella.
Este es el día del trabajo (o del trabajador?) en el que todos comieron y yo también, todos caminaron y yo también, todos hablaron y se escucharon y yo también.
Este es el retrato del 1º de mayo de 2008, día en que me declaro oficialmente desarmada, vulnerable, lista para ser atacada y/o devorada. Yo participé y me sentí participada.

Para regocijo del público lector, sépase que durante la primer jornada de mi vulnerabilidad oficial, mi organismo se sintió violado por la presencia de un resfrío poco habitual: mi nariz se deshidrató. No obstante, salí al ruedo nocturno y fui al encuentro de un Rosal (con bastantes más pétalos que el de la imagen), lástima que en el camino de vuelta me clavé una espina congelada que significó la usurpación doble (pero buscada) de mi salud.

Tras un fin de semana bastante mocoso, os saludo nuevamente. En adelante, sabremos disfrutar de jornadas de sol apacibles o de tardes al calor del hogar. Yo sé que sí.

27 de abril de 2008

Acerca de la prosperidad


Como un clavo a punto de encallarse en el paisaje (permítaseme el uso de lo figurado). Qué ganas de ser viruta de madera y que me arranquen. Dejarme arrancar del tronco, todo un desafío en estos días. O me clavo o me arrancan (son excluyentes?) Y el fuera de foco? Es el fondo que viene cuando termina la madera que es larga y va para arriba, recta hacia arriba, siempre hacia arriba hasta terminar en dos clavos iguales a los del frente, pero distintos porque unos están arriba y estos están abajo (a un paso de saltar aún más alto, para enclavarse, como ya dije).

Y pienso el por qué del clavar de los clavos: Para unir, pero también para hacer doler. Para juntar, pero también para perforar. Para prosperar (porque no olvidemos que la unión hace la fuerza), pero también para marcar.
Será acaso posible la prosperidad sin marcar o ser marcados? No lo creo, no lo veo, y sin embargo tampoco lo niego.

A punto de una nueva escritura parentética me recrimino la falta de claridad, pero no sólo la de la escritura, sino también la de las ideas. Mis ideas se asemejan (en estos días) más al fondo (fuera de foco) que a un primer plano. Por lo visto (y siguiendo con la analogía), mis ideas están a punto de dejarse clavar, que, según ha dejado ver mi lógica, es una de las formas de marcar (y prosperar?).

21 de abril de 2008

Una poesía con huellas digitales - IV Marcha de la Cultura Popular

La calle era una fiesta.

Ayer, domingo 20 de abril, se llevó a cabo la IV Marcha de la Cultura Popular, organizada por el grupo Tucumán Danza, en colaboración con alrededor de 16 agrupaciones que llevan adelante actividades culturales independientes.

El recorrido de la marcha, de una plaza hacia otra, es de 9 cuadras, pero comenzó a las 18 y no sabría acertar la hora de su fin. Es que la marcha, es más que eso: son cantos, bailes, poesías, murgas, sayas, payasos, bombos, sikus, estrellitas (sí, de esas con las que jugábamos en Navidad), tango, folclore, y más.

Fue también la bandera argentina que corría de un extremo a otro para cubrir los bocinazos impacientes de los autos ante los cortes de los marchistas. Fue también cruzar una iglesia y observar sus puertas cerrarse al paso de la cultura popular, vaya acto simbólico... no sea cosa que su rito sagrado se viera interrumpido o siquiera alterado.

Además, la marcha es gente. Sí, es mucha gente activa que abrió los ojos para pasar un domingo distinto. Salieron a jugar. Es gente que llevó su instrumento, es gente que llevó alegría, es gente que chifló, es gente que cantó, es gente que bailó, es gente que se entregó a la pista...

Qué bueno haber estado ahí. Desde aquí, mi pequeño homenaje.


12 de abril de 2008

Migajas de pan

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Electricidad, divino tesoro.
Coherencia y cohesión en lo reciéntemente enunciado? Sí. Analicemos por analogía, ya que lo dicho se presta al juego.

Propongo que pensemos en las necesidades creadas que la vida cómoda y burguesa que algunos llevamos "acarrea" consigo. Propongo que reconsideremos nuestra existencia a un lado de lujos como internet, como el agua corriente, como una cama con elástico y un par de medias y bufanda para cubrirnos del frío.
Pienso, también, en lo despreocupados que vamos por ahí dejando sobras, tirando migas, abriendo canillas y dejando el agua correr. Usamos una hoja tras otra, igual son borradores.

Vamos, que los recursos no se agotan! Vamos, que cada vez necesitamos más y aportamos menos (y hablo de la mayoría, pero no de todos).

Hablo, en fin, de reconsiderar cada una de nuestras prácticas rutinarias y reflexionar sobre nuestros modos de vida.

El día martes José y yo fuimos a desayunar. José no pudo tomar su café con leche. Él tomó te y yo también tomé te. Comimos tostadas y medialunas. Sucedió porque no había luz, José se puso de mal humor y terminó por comprarse un colchón (¿? - asociación ilógica aportada por la autora).

5 de abril de 2008

Guía(me)

La que me antecede es una flecha, en caso de que alguien lo haya dudado. Dónde irá? E incluso antes, de dónde saldrá?
Yo? Salgo a buscar unas cosas y encuentro otras, cómo puede ser? Camino buscando basura, recuerdo de pronto un flechazo y me siento perdida. Cómo puedo recordar un flechazo que nunca sentí? No importa, lo importante es que me olvidé y pasé a las flechas, porque era lo que estaba viendo (y así de poco abstracto es mi pensamiento).

Es que una tarde, en el diván, indagaba mi infancia no retornable (a veces por suerte, otras no tanto) y no veía más que burbujas de esas que hacemos con detergente y agua para después reventar (plop, plop) Y así, ahí dentro no lo encontré (qué será, qué será) . Pero vi en el cielorraso la marca de un cable que llegaba hasta un ángulo y ahí estaba mi guía. Mi punto de fuga, mi escape. Y encontré una herramienta nueva.

Ahora que en todas las habitaciones rectangulares hay al menos cuatro flechas que indican cuatro posibles realidades alternativas. Y nosotros, por lo general, quedándonos en el "encerrado entre cuatro paredes". Cómo nos gusta negarle espacio a la creatividad y a la imaginación.

Estoy aprendiendo a intentar mientras llega algún guía que me saque a pasear. Hoy no espero que me abran la puerta para ir a jugar. Sucede que aún no sé coser ni sé bordar.

23 de marzo de 2008

Pascuas de resurrección

Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Almuerzo dominical: Muslo y pata. Muslo y pata. Muslo y pata. Muslo y pata. Por cuatro. Cuatro bolsas con cuatro piezas de pollo cada una. Hongos deshidratados, zanahorias. Juguito.

Si nos cortan las piernas ya no corremos. Tampoco volamos, por muy aves que hayamos nacido. Una mano corta la grasa y entre todos podemos hacerlo juntos. O era que las manos se lavaban las unas a las otras?

Quise comer huevitos, pero los pollos resultaron más accesibles. Y cómo? Como siempre, las causas son múltiples, los factores que convergen, variados. No los analizaremos. Aunque confieso que tuve la intención.

Este pollo se nos vino encima, y fue más barato que el huevo y que la gallina (también que las vacas). Ahora creo comprender que, antes de caer en disquisiciones filosóficas de irresolución laberíntica, los enigmas existenciales deberían resolverse haciendo uso del sentido práctico (y) social.

Antes que las respuestas, han de cambiarse los focos de las preguntas. Y es que, aunque desconozcamos el momento de su llegada, sabemos que hoy el pollo fue primero (de la góndola al carro, y de allí al paladar).

20 de marzo de 2008

Verde que te quiero ver

Antes que nada, esto es una avenida. Después, es todo lo que cruza por la mente del observador. Esto ambién soy yo, que quedé del otro lado pero estoy dentro mientras aprendo a jugar con las herramientas de la cámara (sin photoshop o similares aún).

Y aunque ya empiezo a sentir un poco gastado el discurso del optimismo que vengo vomitando últimamente, seguiré hasta que mis vísceras se desentrañen. Pero esta vez sale sin demasiado adorno: verde -esperanza, platabanda; larga y centrada no deja ver el final, rayitos entre nubes no pueden ser otra cosa que buenaventura. Mientras, alrededor los otros van y vienen a distintas velocidades.

Invito a los interesados, recorremos el camino?

14 de marzo de 2008

Acordes de Babel

Y qué pasa si un día lo logramos?

Yo hacía bastante que no me encontraba de golpe y porrazo con cuerdas. Primero vi la imagen y era un cielo al que intentaban atrapar entre cables. Querían apresarlo, ahorcarlo hasta concluir en degollarlo, si es que acaso esto fuera posible. Iba a escribir acerca de la falta de libertad y la opresión y la represión y la depresión y la decepción y... una vez más, pero no.

Es que después me figuré la imagen como un encordado. Un cielo cableado que se volvía en instrumento al alcance de todos. Porque claro, no era cuestión de esperar a musas inspiradoras o poderes divinos que desde arriba ejecutasen música celestial para nuestros oídos, sino de poner una escalera tras otra hasta alcanzar la postura cómoda que permitiera la interpretación y posibilitara, incluso, la creación.

Ahora me represento los cablecitos como una cima babélica. Inalcanzable? No. Desafiante? Sí. Palpable? En extremo.

Sin llegar a electrocutarnos, yo quiero que escuchemos los acordes terrenales de Babel. A ver qué pasa.

7 de marzo de 2008

Estructuras sociales

He aquí, hermanos, la maravilla del ingenio humano. Contemplad.

Esto es bueno, hagámoslo. Esto es hoy. Y me pregunto cuánto dinero se habrá ido en algo de tamaña envergadura y me pregunto cómo y me pregunto qué y me pregunto cuándo y me pregunto por qué.

Pase la élite universitaria a las alturas, recréese en este locus amoenus y produzca, produzca. Produzca porque su sociedad la mantiene aislada para que la sostenga, porque su sociedad reconoce que no puede consigo misma desde adentro y necesita de un exoesqueleto privilegiado preparado para llevar adelante sus asuntos particulares.

Este es el monobblock masculino de la ciudad universitaria del Parque Sierra de San Javier. Vaya un acto fallido de varios funcionarios 60 años atrás. Vayan 53 años de inactividad y abandono. Pasen los turistas curiosos, pero cuidado! No olviden el pequeño cartel que advierte sobre la inseguridad de otro modo invisible a los ojos, claro. Y yo que andaba en busca de bellezas esenciales, principitos y rosedales.

Y claro, fue una moda que no duró. Pero había que probar, sino nunca se llega a nada. Y ahora? Y ahí vamos. Y ahí quedamos con una huella más que material del absurdo que nos convoca en la rutina cotidiana. Seguimos en busca de la memoria perdida, pero cuando encontramos impresiones de concreto pasamos de largo.

Algo huele mal en este ambiente, ayer me raspé dos veces con la misma rama.

3 de marzo de 2008

Entre nubes...

Caminando a la deriva no es precisamente el lugar en el que me encuentro. Estoy (estuve estos días) en el resquicio que hay entre nube y nube, ese celeste profundo que se ve a la derecha de lo brillante. Zigzagueando entre curvas grises, al costadito del brillo. Como siempre me gustó hacer.

Pasa que yo ahí veo nubes, y las nubes las veo agrietadas y si me cuelo entre nubes y grietas... sí, corro el riesgo de que la bruma me aplaste. Pero qué más da.

Da, dará todo lo que dé. Que no será otra cosa que lo que yo dé. Porque se viene cargado (o así me gusta verlo). Y habrá que ir con cuidado, porque el café fuerte puede sentar mal (pero lo malo no llega sino en el parar, y eso nadie lo piensa en voz alta).

Voy a ver si sigo viendo el sol de costado, si no me quemo demasiado, si prosigo con búsquedas y encuentros, si..., si... Voy a hacer. Salud y buena vida.

15 de febrero de 2008

El buen vecino


El día que Franklin llegó fue distinto, como todos. A decir verdad, llegamos juntos, yo desde Buenos Aires, él desde el supermercado. No podíamos llevarnos mal porque los dos entramos a un espacio hostil. La diferencia era que yo sabía qué esperar de los sujetos al mando.

Durante mi ausencia en la habitación las cosas empeoraron y la salida, claro está, fue aliarse al nuevo compañero de pinches. Así, retornamos, felizmente, al orden que tanto izquierdista había caotizado.

Frankie, para los amigos, dice haber sido un gran estadista del siglo XX. Cuenta que ganó no sé cuántas elecciones y que sacó adelante a todo un país después de una gran depresión. Yo no tengo motivos para dudar de su verdad puesto que en el mes que llevamos conviviendo satisfizo, con creces, mis expectativas: me regaló estantes para mi biblioteca, subvencionó un nuevo perchero para el espacio común y se encargó de concertar ciertos pactos de tolerancia mutua con nuestros queridos hostigadores de siempre.

En la actualidad, gozamos de una tranquilidad extraña, casi ajena diría. Y no es que no quiera disfrutar del presente pero algo huele mal en Dinamarca... De momento, se mantiene la actitud amiguista y, salvo que algún factor externo interfiera, el pronóstico indica tiempo a favor... al menos por las próximas semanas.

8 de febrero de 2008

Más que un baño químico

Parece haber un acuerdo explícito acerca de que los tiempos que vivimos están complicados. Las quejas salen y no saben dónde caer porque lo único que encuentran en su camino son más quejas con las que congeniar. El optimismo, el espíritu positivista, los sentimientos acerca del progreso indefinido con los que alguna vez nuestra especie supo embadurnarse han quedado perdidos en el cajón del armario de la habitación cuya locación, ante el relativismo y los múltiples puntos de vista imperantes, no todos los expertos coinciden en ubicar.

No sé si esta imagen es producto de una mente exagerada o el registro de una iniciativa innovadora. Sabrán disculpar mi léxico, pero, entre tanta mierda que abunda, un lugar de paso por el que desviarla se me antoja, cuanto menos, creativo.

Con el habitual apoyo a las ideas radicales que caracteriza a este espacio, anunciamos nuestra salida en busca de más artefactos que se propongan como vías alternativas a los atascos escatológicos que nos acechan.

4 de febrero de 2008

Espíritu combativo

En tiempos de abundancia para climátologos y geógrafos de distintas calañas, nos encontramos aquí reunidos con el firme propósito de celebrar a quien hemos dado en llamar nuestro querido subversivo, el ejemplo a seguir. Aclaramos, anticipándonos a cualquier posible confusión, que es el flaco marrón quien se erige como protagonista del retrato, con pesar de la inmensidad y la verdura de sus congéneres circundantes.

En tiempos cuya temperatura real desconocemos, en noches en que dormimos acolchados y amanecemos transpirados, cuando apenas podemos preveer el horario para sacar la ropa mojada temerosos de los no poco frecuentes chubascos que se suceden casi a diario, este cuasi-minúsculo ser se calzó los zapatos duros, avanzó hacia la vanguardia y decidió secarse.

Porque sí, dice. Porque esto así no es, machaca. Porque acá, entre soles y tormentas, suéters y musculosas, me cansé y exijo mi derecho a una sana estabilidad climática, remarca.

Consultado acerca de las actitudes que piensa tomar en las próximas estaciones, el individuo en cuestión recalcó que su plan mutará de acuerdo a las circunstancias que cada contexto provea. Su plan inicial implica la continuidad de la protesta pacífica, pero no se descarta la toma de otras medidas de emergencia.

Confiamos en que la nutrición provista por el presente caso sirva para alimentar vuestras conciencias en ocasión de las futuras decisiones que atraviesen sus días.

2 de febrero de 2008


Sé que esta imagen pertenece a la remera de alguno de mis amigos.

Sé que la obsesión de estos días es la tristeza. No la obsesión del mundo que agota sus segundos en cada tic tac, sino la mía.

Sé, también, que esta cara es de bronca. Una bronca que saca pecho (o dentadura) y abre los ojos grandes e irritados para, a través de un par de gritos, reubicar esa tristeza absurda y autocompasiva en el estante que le corresponde.

Sé que hoy veo un hueco que se parece al vacío.

Sé del tiempo, sé que el tiempo sabe de mis tiempos. Sé que nos sabemos mutuamente de arriba a abajo, a veces.

Sé, además, que esa remera tarde o temprano irá a parar a un lavarropas y entonces, quizás, tras un lavado de cara, vuelva a saberme.

Sé que todo saber es relativo y que responde a determinados intereses.

Entonces, sé que para vos yo no sé.

29 de enero de 2008

Crónica


Es que los caminos secundarios tienen hambre de carros y bicicletas, y desde atrás del vidrio palpé a lo lejos la figura de un deseo sinuoso que, como es ley, aún no se consuma.
Vi de cerca los árboles. Pero no, estaban tras las rejas y entonces no pude tocarlos. Vi de cerca la lluvia. Y sí, me empapé, porque resultó que el agua mojaba. Y viajé y volví.

Fallas técnicas, yapadas, enfermedades, zapadas, soledades, patadas. Volví.
Calles de mármol, miserias, gente de centros, histerias, noches de espuma y ginebra. Volví.

Ahora se trata de ver, palpar, llegar a las arboledas de acá (incluso a riesgo de enredarme en las cortinas o de que algún vidrio haga tope en mi camino).

Ir y volver e ir. Estar.

8 de enero de 2008

Retrato porteño

Tomé el bastón, me puse el gorrito para el sol y algo extraño pasó con el protector solar, siento la piel un poco seca.
Así es como el año empieza para mí, a la conquista de territorios lejanos, en un desierto de cemento donde los cardones asoman en cada balcón citadino.

La ciudad es rara: homenaje a Duchamp, exposición de Miró, la obra de Bony y los enanos de jardín en el Museo de La Ciudad. La ciudad condensa y parece que el aire se lo llevaron los veraneantes a la playa. La ciudad subió los precios y la gente se queja de sus alquileres e impuestos. La ciudad asusta: hay muhos cartelitos que piden respeto y todavía más jaulas que impiden entrada y apoyan salidas.

Hay enanos en lo alto, gobiernan. Hay enanos en lo bajo pero deben estar durmiendo... o se fueron de vacaciones. La ciudad ya no está tan buena. El museo y su colección diminuta parecen un extracto bastante acertado, a mi juicio, de lo que vamos dejando que nos quede.

¿Que nadie despierte a los niños dormidos?
 
 
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