Entonces, el remoloneo es breve y el optimismo crece. El desayuno se hace rápido y una se marcha a ver mundo, que para eso vine hasta acá.
Hoy abrí los ojos y vi gotas diagonales caer con violencia. El remoloneo se extendió más de una hora y media, el desayuno me llevó otra entera. Cuando parecía que el mundo iba poniéndose en condiciones para recibirme, fui a acondicionarme yo. Volví a los cinco minutos y resultó que la oblicuidad y la violencia de los ahora goterones había incrementado.
Ahora espero un futuro incierto. No debería, no es ni el momento ni el lugar. Es lo que hay.
Mientras tanto, abro ventanas nuevas y espío por otras rendijas en busca de amenidad.
8 pinceles hicieron su aporte:
La bueno de los futuros es que siempre son inciertos y que las ventanas sobran
"No basta abrir la ventana
Para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
Para ver los árboles y las flores.
Es preciso también no tener filosofía alguna.
Con filosofía no hay árboles: hay ideas apenas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como una cava.
Hay solo una ventana cerrada, y todo el mundo allá
Afuera;
Y un sueño que se podría ver si la ventana se
Abriera,
Que nunca es el que se ve cuando se abre la
Ventana".
Fernando Pessoa
Animoc: me sorprende tu optimismo, algo está cambiando en esa tierra?
Acá mantenemos perfil bajo, y no perdemos la calma ni el optimismo característico. Y no, calma no es frialdad. Cualquier cosa me pongo colcha suplente? :S
Rodri: y qué hago entonces?
Nada cambió (creo) solo que hay veces que me doy más soga
y ahí se fue el optimismo al carajo :S
Coincido con Animoc, querida (aunque haya estado sólo en un acceso eufórico): las ventanas sobran y lo mejor del futuro es que no sabemos qué nos depara.
Me quedo con esa imagen que parece de desencuentro. Las coincidencias no existen, me dice un amigo. Y yo le creo...
Me gusta tu forma de pensar, también la de tu amigo.
Sigo. :)
encima por esos lares no da para salir a mojarse, no?
Publicar un comentario