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24/03/2015

Día de la Memoria

                         Inspección ocular al Arsenal Miguel de Azcuénaga, 2013. Foto: Josefina Doz Costa

El papá de ella, también su mamá, y el papá de su hermana. El tío de ellas, hermano de su mamá. El hermano de su papá también. La abuela de aquella, que fue la mamá de ellos y de ella. El papá de ella otra, que no llegó a conocerlo porque el embarazo estaba en curso. Pero le dejó sus poesías, sin saberlo, las dejó ahí para ella y para sus nietos, que llevan sus gestos en el rostro aunque nunca pudieron verlo en movimiento.

Él, que nació en cautiverio y lo entregaron, y ya no volvió a saber de ellos. Ella, que se la llevaron panzona… y no volvió ninguno. Ellos, que encontraron a su nieto en la puerta de la casa, solo, con un cartel, y por un tiempo no quisieron preguntar por su hija. Él, que empezó a preguntarse y después de un análisis encontró que su historia era la de ellos, recuperó su identidad. Ella, que tiene las dudas, pero todavía no se anima al pinchazo.

Él, que lo tiraron muerto al costado de la ruta por buscarlos a ellos. Ellos otros, que son sus nietos, tomaron su herencia y la hicieron camino. Ellos, que sobrevivieron y salieron con la marca del flagelo en la carne y se hicieron más grandes en su lucha por sí mismos y por ellos otros, los que no salieron.

Su papá y su mamá, que se fueron a pueblo chico para que no los encuentren. Y un día salió ella y pudo gritar fuera del escondite. El tío de él, que se fue a país lejos para que no se lo lleven, porque su hermano ya no estaba y tuvo miedo. Ellos, que después volvieron y regalaron sus canciones para la lucha, y sus testimonios para las causas.  

Las causas, que llegaron porque los organismos las pelearon.

Tucumán, que es chico. ¿El abuelo de ella mató gente? ¿El papá de él fue buchón y se escapó? ¿Tu tío está en prisión domiciliaria? Y vos y yo compartimos plaza y escuela, a veces tomamos el mismo colectivo.

La hermana de ella, perito que busca sus restos y ayuda a recuperar identidades. Ella que sabe hoy dónde y cómo mataron a su hijo, que ya no es un desaparecido. Él, que esperó hasta que le dieron las cenizas de su papá y pudo decidir qué hacer con ellas. Ella que espera la identificación. Aquellos, que aunque no tienen sus restos, saben dónde fue que los mataron y hoy hacen de los centros de detención y exterminio sus espacios de memoria. Todos los que siguen esperando.

Nosotros, que nacimos en democracia y nos criamos al abrigo de estos relatos, que son historias de nuestras familias, memoria de nuestra tierra chica y de nuestra patria grande. Porque el silencio y el miedo, porque lo que nunca nadie nada, estalló en tremendo ruido y no se calla.

Ni un paso atrás.







29/06/2014

Palabras de un amor amazónico


Me acuerdo de vos, cuando te conocí. Salías de algún aula, el pasillo 100 o 200, todavía tenías el pelo largo, relativamente ordenado y las cejas depiladas. Yo estaba con ellos y todos se dieron vuelta cuando te vieron pasar y vos, fresca y despreocupada, saludaste. “¿Quién es?” “La hermana lesbiana de Diego”. No me olvido las palabras que me impactaron por la fuerza de la etiqueta pero que, en tiempos de incertidumbre y curiosidad, eran piedra libre para abrir mi juego. Después nos conocimos. Habrá sido casualidad, porque no me acuerdo de haber pergeñado encuentro. Lo que sé es que al poco de habernos visto vos ya tenías en tus manos mis apuntes para el próximo parcial de Historia Social y que recuperarlos fue la excusa para la primera cerveza, allá en el Círculo. Parece tan lejano y difuso… hará unos 6 años.

Los chicos querían que me gustes y que vos gustes de mí. Las lesbianas de su mundo y del mío apenas existían, no sabíamos verlas. Yo me esforcé por sentir cosquillas en el estómago cada vez que te cruzaba pero, en verdad, esperaba el encuentro con vos porque ese era el espacio de hablar. Sí, era egoísta porque era el espacio para hablar de mí, un poco de vos también, pero vos ya traías varias cosas habladas por otros lados y yo tenía la imperiosa necesidad de hablar de mí: sin eufemismos, hasta las 8 de la mañana, sentadas en la vereda, en Bigotes, en Café París, donde fuera. Con vos hice lugar a eso que hoy me parece tan fundamental: usar esas palabras para nombrarme, aprenderlas, darlas vuelta las veces que sea necesario, volverlas propias y acompañar a otrxs a que las hagan suyas. El manto de invisibilidad cayó y el mundo se abrió nuevo, hermoso, y lleno de lesbianas por descubrir. El muro de la héteronorma que se agrietaba.

Después fue Cruzadas, el arcoíris que unió juego con militancia. Y llegó Mili con sus diseños y fuimos tres en nuestro amor tan anti-binario. La seriedad buscada, pretendida, pocas veces encontrada, en la que fuimos aprendiendo a destruir estereotipos mientras nos animábamos a pintar las paredes y copábamos espacio público, marcábamos nuestra cancha aunque más no fuera con letra inentendible y en noches desiertas y ajenas a las cámaras de seguridad, que aún no habían llegado. Le pusimos cara a una mesa panel, discurso a ciclos de cine, la firma a nuestros escritos, hasta nos vimos promotoras del INADI en campañas por la conquista de derechos en los que no terminábamos de encontrarnos, que poco habíamos discutido, pero ahí íbamos... el frenesí, la emoción, la persistencia y las ganas que nos impulsaban.

El amor de tres que siguió sin respetar amistades, familias o parejas. Un amor que cela y que cuida, que nos une. Un amor hermano que elegimos. Un amor que se hace de proyectos, que iba a tener su casa con huerta orgánica en Córdoba; que sostuvo fiestas y festivales increíbles y mostró sus colores en plena luz del día cuando eso no se estilaba; un amor que hoy se hace fanzine y dilata su fin y no entiende de distancias. Un amor que sabemos y sentimos para siempre. En definitiva, cruza del amor romántico del más bobo con el guerrero, fisurado y cabezón que no baja brazos.


A estas alturas, 6 años después, así estamos. Les amo. 

21/02/2010

De un duende y mi mente enana

Este es mi ángel de la guarda. Gesto socarrón y burlón, sobre el respaldo de mi cama. Su compañía no es ni dulce ni salada. Tampoco molesta ni divierte.

Nuestra relación en los cinco años que llevamos juntos ha sido la de dos viejos compañeros ha quienes las circunstancias de la vida obligaron a compartir camino. No nos llevamos bien, tampoco mal. Es evidente que no nos queremos y que las actividades del uno no le hacen la más mínima gracia al otro. El sentimiento es mutuo.

Yo no lo colgué en la pared. Fue mi madre, en un intento por conciliar nuestros intereses disímiles. De cualquier modo, fue vano. Él se encuentra en su lugar y yo en el mío, medio metro por debajo. No se trata solo de que nuestros intereses no sean compatibles entre ellos, es que, además, ninguno de los dos está dispuesto a negociar y/o discutir su forma de estar en el mundo. Cada cual vive encasillado en su terreno, con sus objetivos diarios, y apenas si nos preocupamos por recordarnos la convivencia y pensar que, quizás, ese otro podría tener alguna necesidad de nosotros. Yo velo por mí, tu vela por ti.

Tengo el pleno convencimiento de que me roba. Sucede que las fechas coinciden. O quizás sea solo que me he vuelto más desordenada desde que su presencia llegó a perturbar mi equilibrio. Aquí faltan cosas, y yo no encuentro más explicación que desconfiar de aquel con el que vivo.

Se va él o me voy yo. Porque cómo vamos a estar así, nos es preciso un momento de paz, un poder andar tranquila por la casa de una, si tener que estar pendiente de que haya o no una mirada de burla a mis espaldas. Es que esos ojos ya no me dejan dormir.


14/08/2009

De una incomprensión irresoluta

La paloma se enfrenta a un obstáculo: debe subir a las tablas. Quiere ver de frente a la cámara. Su paso, desde nuestro punto de mira, parece dirigirse hacia ella inequívocamente, pero -porque si no hubiera conflicto no habría relato- ella nunca fue buena para lanzarse (ni hacia arriba, ni a las tablas).

Resulta que, para colmo de sus males, es el primer cuadro en que se figura a sí misma en su mismidad, osea sola. Quedó protagonista y centro, pero se siente descentrada. Busca una explicación y un espacio.

Pide tiempo muerto.

Si nos fijamos en detalle, se mueve de la luz hacia la sombra y para llegar a la cámara debe tocar madera (casualidad o superstición). Sabemos que es ágil, flexible y adaptable, pero a quién no le cuesta encontrarse en una nueva situación.

Denle un tiempo muerto.

24/06/2009

Del género y la incomprensión 2

Ella transita por las líneas paralelas y curvas que un día se volvieron un poco circulares, sin principios ni llegadas.
Él la sigue mirando ir y volver, andar a campo traviesa, tropezarse una y otra vez con la misma piedra con plena intención.
Ella perdió el registro de lo que alguna vez fue él para ella. Va y viene, y se tropieza con cierta frecuencia con piedras y fisuras que le suenan conocidas, a veces lo nota en la distancia, pero decide acercarse igual, y cuando se da cuenta ya es demasiado tarde. Ella no lo recuerda del todo, pero sabe que no lo quiere de vuelta, no en el mismo lugar de siempre.
Él sigue firme. No emite palabra, sus oídos tampoco acusan recibo. Cree que si permanece en el mismo lugar, ella alguna vez volverá a pasar por ahí y todo volverá a ser como antes.
Ella sabe -con una certeza que parece apabulladoramente absoluta- de algunos de los caminos por los que ya nunca más transitará.

26/02/2009

Del género y la incomprensión

Fuera de campo están los otros pájaros. Parecen cuervos, yo los he visto. Vuelan en redondo y graznan, igual que en las películas de territorios a los que solo llegamos gracias a una lente que media entre espectador y espectáculo.

Dentro del campo han quedado ellos. Ella está a un escalón de cruzar la meta imaginaria. Él, solitario, alienta desde una tribuna igualmente imaginaria. Ella se para en seco, giro de 45° a la derecha: No llegamos, yo me quedo acá. Nótese el uso de la primer persona del plural que ella ha adoptado para ubicarse. Primera persona plural que los incluye a ambos, a ella y a él. Primera persona del plural que se pierde en la segunda cláusula de la oración.




Dejemos que los espacios en blanco reflejen el efecto de quiebre que la autora busca conseguir.

Fuera de campo, 45° a la derecha, están los cuervos que graznan llamando la atención sobre sí mismos. Él, desde el campo, los mira porque ella los mira. Ella se pregunta por qué usó la primera persona plural. Él sigue con la mirada clavada en el grupo externo, sin entender qué es lo que ella observa con tanta insistencia. 

Ella, casi al final de la escalera, está a punto de alzar vuelo y saltarse algunas metas. 

15/02/2008

El buen vecino


El día que Franklin llegó fue distinto, como todos. A decir verdad, llegamos juntos, yo desde Buenos Aires, él desde el supermercado. No podíamos llevarnos mal porque los dos entramos a un espacio hostil. La diferencia era que yo sabía qué esperar de los sujetos al mando.

Durante mi ausencia en la habitación las cosas empeoraron y la salida, claro está, fue aliarse al nuevo compañero de pinches. Así, retornamos, felizmente, al orden que tanto izquierdista había caotizado.

Frankie, para los amigos, dice haber sido un gran estadista del siglo XX. Cuenta que ganó no sé cuántas elecciones y que sacó adelante a todo un país después de una gran depresión. Yo no tengo motivos para dudar de su verdad puesto que en el mes que llevamos conviviendo satisfizo, con creces, mis expectativas: me regaló estantes para mi biblioteca, subvencionó un nuevo perchero para el espacio común y se encargó de concertar ciertos pactos de tolerancia mutua con nuestros queridos hostigadores de siempre.

En la actualidad, gozamos de una tranquilidad extraña, casi ajena diría. Y no es que no quiera disfrutar del presente pero algo huele mal en Dinamarca... De momento, se mantiene la actitud amiguista y, salvo que algún factor externo interfiera, el pronóstico indica tiempo a favor... al menos por las próximas semanas.

04/02/2008

Espíritu combativo

En tiempos de abundancia para climátologos y geógrafos de distintas calañas, nos encontramos aquí reunidos con el firme propósito de celebrar a quien hemos dado en llamar nuestro querido subversivo, el ejemplo a seguir. Aclaramos, anticipándonos a cualquier posible confusión, que es el flaco marrón quien se erige como protagonista del retrato, con pesar de la inmensidad y la verdura de sus congéneres circundantes.

En tiempos cuya temperatura real desconocemos, en noches en que dormimos acolchados y amanecemos transpirados, cuando apenas podemos preveer el horario para sacar la ropa mojada temerosos de los no poco frecuentes chubascos que se suceden casi a diario, este cuasi-minúsculo ser se calzó los zapatos duros, avanzó hacia la vanguardia y decidió secarse.

Porque sí, dice. Porque esto así no es, machaca. Porque acá, entre soles y tormentas, suéters y musculosas, me cansé y exijo mi derecho a una sana estabilidad climática, remarca.

Consultado acerca de las actitudes que piensa tomar en las próximas estaciones, el individuo en cuestión recalcó que su plan mutará de acuerdo a las circunstancias que cada contexto provea. Su plan inicial implica la continuidad de la protesta pacífica, pero no se descarta la toma de otras medidas de emergencia.

Confiamos en que la nutrición provista por el presente caso sirva para alimentar vuestras conciencias en ocasión de las futuras decisiones que atraviesen sus días.

26/11/2007

Política interior

"Me sobra un cactus, ¿te lo llevo mañana?" En principio, todo pareció resumirse a la siguiente certeza: Nehru es más grande y pinchudo que Tito.

Nehru es fuerte, se crió en algún lejano oeste y llegó al micromundo habitacional con voluntad de cambio. Pocas palabras y, cual buen sujeto de acción, aprieta el botón.

Políticas de reordenamiento interno se suceden una tras otra: roperos dados vuelta, escritorio vaciado y vuelto a llenar, biblioteca con cambio de polvos.
Estudio la situación, Nehru ha traído esa revolución de la que tanto se hablaba. El poder se pasea de un lado a otro de mi espacio y mi función se ha reducido a mantener a los líderes a buen riego, cada quince días.

Se rumorea que se avecina un reposicionamiento exterior. El alzamiento continuará sin voluntad expansionista pero con poca flexibilidad a políticas externas. Se explicita el llamado a la no-intervención de potencias extranjeras.
Se anuncia que el poder será reformulado, reestructurado y reentregado a quien corresponda, el gobierno provisional se asume responsable por daños y perjuicios colaterales ocasionados.

Hasta nuevo aviso, la alianza cactusiana se encuentra al mando.

26/10/2007

Una de monadas

El motín se acerca. Camuflados entre las ramas, el grupo de morenos espera la señal para lanzarse al ataque. La guerra de guerrillas se aproxima y sí, será sin cuartel.
El otro, que somos nosotros, no puede presentirlo, es que a costa de la razón perdió el instinto y la percepción.

Los titulares ya fueron escritos, sin fechas ni montos. La tinta se recalienta mientras llega el momento.
Está previsto, en la Reserva, un día, las condiciones estarán dadas para la Revolución. El grito será unánime y el choque será fuerte.

Tras su lectura colorada, el joven de la derecha diserta al vacío que, aparentemente, no ocupan sus compañeros.

Presumiblemente, ignora las causas de su futura derrota. ¿Gracias, Jean-Luc?

05/10/2007

En la trinchera


Este es el Lolo, también conocido como Bernardo y, según revelan las últimas encuestas, llamado Benedicto por los menos. En este juego de personajes ha optado por el rol de pícaro, pendenciero y renegado.

El Lolo vive más allá de la hilera doble de alambrado que delimita la frontera de mi hogar. En algún tiempo, supo estar de este lado, pero la fuerza de las circunstancias lo obligó a cruzar la línea. Para él, su forma de vida es puro altruismo. Es un alma libre, como el viento (obvio), que vaga por las calles disfrutando de experiencias asombrosas que de otro modo no podría alcanzar y, por si eso fuera poco, su función es fundamental en esta sociedad: se encarga de despertar el instinto de la solidaridad en los vecinos del barrio que debemos unir fuerzas para alimentar sus días.

Mi verdad, el Lolo es un ser egoísta y descorazonado. No sabe compartir y necesita la atención constante de los otros sobre si ...y eso de la solidaridad... término bastante optimista para referirse al chantaje puro y duro.

El Lolo, previo amparo de la memoria selectiva, se olvidó de toda una serie de factores que confluyen alrededor de un viento para que éste pueda vagar libremente. Mientras tanto, anda por ahí haciendo uso y abuso de lo que, a sus ojos, es contingente y azaroso.

Pobre Lolito...

24/09/2007

Buenas intenciones

Este es Enrique, vive colgado de la ventana de mi habitación y hace poco le puse una coyita-prendedor de Bolivia para que se sienta un poco más "autóctono".

Enrique es un inmigrante ilegal de origen español, dice que se metió en mi bolso cuando volví del viejo mundo porque está intentando equilibrar los movimientos migratorios. Es conciente de que sólo se trata de una utopía, así que mientras espera la llegada de más de sus compatriotas, en un intento por equilibrar ciertos micromundos, se alió al Mariscal Tito.

Enrique tiene problemas, vive colgado en general y se deja se deja, por eso todo termina siendo utópico para él. La gente de por acá le explicó que con el impulso de cruzar el mundo como polizón y cada tanto poner su firma en algún manifiesto, no alcanza. Le hablaron de actitud, de acción, de producir. Enrique dice que él va..., que algún día llegará y recién ahí verá adónde.

A Enrique lo pasan los días pero él sigue pensando que los días son pasados (pisados) por él. Enrique se excusa... se cuelga... se pierde...

11/08/2007

El mariscal Tito

Compartimos habitación hace cerca de dos años. Le guardo un gran respeto que casi llega al temor. Es el protagonista de la historia que aún no escribí... un levantamiento dentro de mi habitación, comandado por él, claro.
Tito tiene un gran poder de reclutamiento y por eso, porque me da miedo que mis cosas se tornen contra mí, es que prefiero mantenerlo al margen. Su lugar está en el espacio que queda entre el vidrio y la reja. El vidrio, como demuestra el reflejo, suele permanecer cerrado. La luz del sol y el rocío son lo que lo mantienen con vida.
La razón de su revolución está clara, no? alterar el orden de cosas al que lo tiene sometido su par cohabitacional, que vengo siendo yo.
 
 
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