22 de febrero de 2012

Silencio

Por un tiempo las imágenes van a quedar de lado. Es que me está costando encontrarme representada en ellas, me estás costando encontrarlas y ha resultado ser que, en esta vuelta, ante la duda prefiero el vacío.

No es un silencio, aunque seguramente habrá quienes así lo consideren. Incluso quizás, si fuera un silencio sería lo más saludable para mí en este momento. Silencio. Afuera las voces que no dejan de cacarear, que rechinan los dientes en cada bocado, que no se bastan con sus sonidos guturales (ruido) y los acompañan con música y tv, todo el pack. Silencio. Afuera los motores que arrancan en el estacionamiento, que espero que no se transforme en edificio, que dejen de tirarle sus árboles. El portón que se abre, el portón que se cierra, el aceite que le falta a sus bisagras para dejar de despertarme cada vez. Y esas voces chillones que no se callan. Qué les pasa?

Silencio.

Sin embargo las imágenes que puse nunca me han hecho esos ruidos. Me han incomodado, me han hecho reír otras, me han identificado. Pero nunca de esos ruidos. Encontrar la sintonía de la imagen y la palabra era mi punto de equilibrio. Un equilibrio que ha perdido su balance, que necesita de silencio, pero que apuesta a dejarse estar el tiempo que tenga que ser. Que la falta de imágenes no alerte más de la cuenta. La falta de imágenes, la ausencia fotográfica, no traerá el silencio que imagino, el silencio aquel que espero. La falta de imágenes tan solo será la evidencia de que algo está intentando cambiar para recuperar el equilibrio anteriormente instaurado. Identificar el punto en el que me conmovido.

Dicen que los cambios tardan en hacer sentir su efecto, los días pasan como gotas de lluvia que se amuchan antes de caer y luego se van en la velocidad de la caída hasta llegar al suelo  (y las voces no me dejan escucharme, no puedo concluir una idea, una imagen, una metáfora. Silencio!). Y las imágenes no llegan y las palabras no se escriben, y ya hasta cuesta acostarse en un diván para hablar de una misma.

Dicen por ahí que he sido puesta a prueba, antes me dijeron que iba a quedarme fuera de juego por no saber pedir. Yo me siento objeto de una apuesta que de a ratos me parece de mí contra mí. Pero sigo, de eso se trata. Y capaz que no vuelva a encontrar las imágenes, o que el balance aquel no vuelva a ser el mismo. Quizás no sea el silencio lo que busco ni lo que me atemoriza.

Quizás solo se trata de seguir y aprender a estar con lo que hay como se pueda.

1 pinceles hicieron su aporte:

Anónimo dijo...

El silencio es un terrible grito, che.

 
 
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