Y así fue como empezamos a recuperar la eternidad que habíamos pasado juntos sin conocernos.
Es solo cuestión de química. Y eso se sabe en un cruce de palabras, o de miradas. Y pasó que nos cruzamos por primera vez en una esquina, nos reconocimos y echamos a andar. El mundo se hizo chico cuando lo recorrimos a lomo de patineta, una y otra vez, en una tarde, en una plaza, en un barrio cualquiera.
Usar esas palabras, que son claves que despiertan cadenas de imágenes, recuerdos, sonidos y sensaciones en general, que van a cruzarse con las del otro, que está ahí en frente usando la palabra que es clave. Y el sentido es el que una quiere que sea, y el otro consensúa en un gesto, y al revés vuelve a empezar.
La ilusión de la totalidad, por muy efímera que sea, es incomparable. El sentimiento de encontrar en un primer zarpazo a ese alguien que es como una, que nos identifica, que nos entiende. Sucede que a veces las explicaciones están demás porque la identidad es tal que las experiencias parecen las mismas... o taaan parecidas.
Y si vos estuviste ahí y me viste tal como yo quise que me veas? Y si vos sentiste eso que yo también y con la misma intensidad?
Y luego, narciso: "quizás un día llegue en que la ilusión no se desvanezca".
Y luego, las voces: "quizás un día llegue en que la ilusión se resquebraje y se produzca el encuentro".
Elige tu propia aventura.