
No me voy a caer.
Aunque el camino aún no ha sido pisado, aunque no pueda divisar el final del puente, aunque es más que evidente que se trata de un espacio de transición, de un camino entre una y otra orilla, aunque las barandas estén resbalosas, aunque haya agua congelada fluyendo bajo la capa de hielo, aunque no haya huellas marcadas cuyo rastro seguir.
No me voy a caer.
Nótese que he hecho de este bosque mi templo y refugio, mi espacio de retiro espiritual.