
Había una vez un bosque gris. En ese bosque, como en todo bosque que se precie de serlo, había árboles y esos árboles tenían muchas ramas. Las ramas de algunos árboles estaban vacías, era invierno. Las ramas de otros árboles estaban llenas de hojas, a pesar de que era invierno. Los árboles con ramas vacías se pusieron tristes, muy tristes, porque querían tener hojas, se preguntaron por qué no las tenían y levantaron sus copas al cielo en busca de una explicación. La respuesta se negó a aparecer (Estado: No disponible) y el cielo comenzó a engrisarse -una vez más- tras haber brindado unos minutos de celestial azul (sean válidas las redundancias).
Los árboles vacíos se preguntaron cómo alcanzar el verde, estaban muy convencidos de la necesidad de color en sus días grises. Las preguntas no cesaron de aparecer pero apenas si hubo vestigios de respuestas posibles, los árboles estaban confusos.
Un árbol de los desnudos bajó su copa y preguntó a uno de sus pares siempreverdes: "Cómo?" El otro árbol respondió: "Tiempo, estaciones, procesos, fortalecimientos internos."
La consigna pronto se expandió. En esos días estamos.