
Sé que esta imagen pertenece a la remera de alguno de mis amigos.
Sé que la obsesión de estos días es la tristeza. No la obsesión del mundo que agota sus segundos en cada tic tac, sino la mía.
Sé, también, que esta cara es de bronca. Una bronca que saca pecho (o dentadura) y abre los ojos grandes e irritados para, a través de un par de gritos, reubicar esa tristeza absurda y autocompasiva en el estante que le corresponde.
Sé que hoy veo un hueco que se parece al vacío.
Sé del tiempo, sé que el tiempo sabe de mis tiempos. Sé que nos sabemos mutuamente de arriba a abajo, a veces.
Sé, además, que esa remera tarde o temprano irá a parar a un lavarropas y entonces, quizás, tras un lavado de cara, vuelva a saberme.
Sé que todo saber es relativo y que responde a determinados intereses.
Entonces, sé que para vos yo no sé.