
Este retrato se va de las luces y termina volviendo... a las luces. Lo sé, lo viví. El camino recto, a veces, se hace lento y aburrido.
Me gustan las líneas: las paralelas, las perpendiculares, las diagonales, las curvas, las cruzadas, las unidas, las separadas, las que se ven, las que no están y también las que se fueron pero volverán (te digo que van a volver).
Tengo ganas de fugarme por un puntito de esos infinitos que hacen a las líneas y viajar. Quiero irme por curvas rectas que terminan en pico y que están lejos, lejos, lejos (me gusta la soledad, sobre todo en verano). Quiero contar las estrellas sin que los mosquitos me zumben a coro el nombre de la constelación siguiente. Quiero tener frío, mucho.
Este retrato me lleva a alguna sombra, también me devuelve. A ver si me confundo en los pixeles y me animo a un largo de ida y vuelta.