
Esta es la alpargata que no usé pero que si hubiese sido mía me hubiera gustado que quede así de chatita y gastada de tanto patear camino.
Esa del fondo es la pared que veo más vieja y más a lo lejos de lo que realmente está. Me gusta creer que va a achicarse hasta perderse, pero sé que no.
Aquella es la ventana que cerré. Porque a veces para abrir puertas o seguir caminos es necesario cerrar otras aperturas.
Esta de abajo es la tapia sobre la que me encuentro caminando, haciendo equilibrio como quien se sitúa al borde de un abismo y se dispone a saltar sin saber muy bien qué hay del otro lado.
Feliz 2009!
Atrás no es una opción posible.