31 de diciembre de 2007

Vase

Se me fue la mano con el sacapuntas. Pero si son igualitos... nah, qué van a ser iguales, más vale que empieces pensando que van a ser diferentes, aunque parecidos, sino guarda la que te espera, imaginate tener gemelos en diferido. Uy, y si fueran siameses? nah, qué van a ser siameses, eso es como lo de las realidades paralelas y nah, para eso refugiate en tus sueños. Dreamer.

Y así quedan al final? Sí, así, y a veces más gastaditos también. Y pinchan y se quiebran y se los afila y vuelven a pinchar. Duelen, a veces. Pero son moldeables, maleables, asibles... si se es cuidadoso en el trato. Brillan.

El enano a la repisa (o a la basura) y el gigante a gastarlo, que para eso se vino.

Fuime a buscar el sacapuntas, nos vemos en el escrito que viene.

21 de diciembre de 2007

Recolectas

el cementerio de la Recoleta

Azul un ala del color del cielo. Cómo (me) gusta el celeste los días de sol doliente con nubes almidonadas.

Acá, la ciudad otra. Los muertos reciben atención mejor que allá, en la ciudad propia. Todo es emulado: callecitas, rotondas y cruces, próximanete sendas peatonales y semáforos (para los no-rodados del lugar).

Alta en el cielo un águila guerrera. Nada más conchetamente turístico. Qué bonita bandera, qué bonita bandera.

No puedo ni quiero evitar la fascinación mortuoria pero, pero, pero... Apellidos, escudos, placas, flores, bustos, Iluminaciones 2 (Poesía y capitalismo). Es la que Belgrano nos diera.

Asambleas, constituciones y los novios del cadáver
Más bonita se viera, más bonita se viera si...

17 de diciembre de 2007

Voy

Esta es LA puerta, aunque fuera de foco. Los escalones que quedan para alcanzarla parecen pocos, se los ve firmes. Las barandas facilitan la subida. El vidrio y la cortina permiten entrever el otro lado (o su forma aproximada-imaginada).

Restan un par de pasos, girar el picaporte y entrar.

Voy.

14 de diciembre de 2007

Oasis

Ca-ca-camino. Cuando ca-ca-camino lo hago siempre por la misma vereda, la de la sombra. Esta no es mi vereda, este no es mi canal.

A veces cruzo porque veo algo, lo que vi no está en la imagen: un cadáver canino bajo un montículo de césped, recién cortado, con moscas revoloteando alrededor. Mi morbo egoísta no me permite publicarlo.

Después, miré más allá. Me encontré con la consecusión ad infinitum de puentecitos para un agua que no estaba, di con una sombra racionada entre puente y puente. Pensé en transpirar de árbol a árbol y ver si en algún momento se reunían y sus copas me favorecían.

Di media vuelta y volví a mi vereda. El camino me pareció monótono y el territorio conocido contaba con una serie de antecedentes seguros e incorruptibles.

Ca-ca-caminando regresé a casa, derechito y sin pérdida. Así de audaces andamos en estos días (mis compañeros de cuarto y yo).

11 de diciembre de 2007

Respirar


Este retrato se va de las luces y termina volviendo... a las luces. Lo sé, lo viví. El camino recto, a veces, se hace lento y aburrido.

Me gustan las líneas: las paralelas, las perpendiculares, las diagonales, las curvas, las cruzadas, las unidas, las separadas, las que se ven, las que no están y también las que se fueron pero volverán (te digo que van a volver).

Tengo ganas de fugarme por un puntito de esos infinitos que hacen a las líneas y viajar. Quiero irme por curvas rectas que terminan en pico y que están lejos, lejos, lejos (me gusta la soledad, sobre todo en verano). Quiero contar las estrellas sin que los mosquitos me zumben a coro el nombre de la constelación siguiente. Quiero tener frío, mucho.

Este retrato me lleva a alguna sombra, también me devuelve. A ver si me confundo en los pixeles y me animo a un largo de ida y vuelta.

7 de diciembre de 2007

El retrato que no fue

Este es el retrato de un pájaro que pica un fruto seco cerca de una de las ventanas de mi cuarto aproximadamente 5 segundos después de que el pájaro decida migrar a mejor superficie.

Llegué tarde para la foto, y no sólo no salí yo, sino que tampoco el homenajeado. Justo cuando pensaba que los vientos estaban cambiando, que los radares aviares se desequilibraban y, quizás, ahora sí, sus nuevos rumbos y posturas me permitirían guardarlos en una postal menos efímera que eterna, resulta que todo sigue igual.

Así, disfruté de un roer sin dientes fugaz. Así, el no-retrato de hace una semana es el retrato de esta semana. Así, el vacío apícola de la imagen es el vuelo que desbordó y se (me) escapó.

Ahora, buscaré un volar sin alas.
 
 
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