15 de febrero de 2008

El buen vecino


El día que Franklin llegó fue distinto, como todos. A decir verdad, llegamos juntos, yo desde Buenos Aires, él desde el supermercado. No podíamos llevarnos mal porque los dos entramos a un espacio hostil. La diferencia era que yo sabía qué esperar de los sujetos al mando.

Durante mi ausencia en la habitación las cosas empeoraron y la salida, claro está, fue aliarse al nuevo compañero de pinches. Así, retornamos, felizmente, al orden que tanto izquierdista había caotizado.

Frankie, para los amigos, dice haber sido un gran estadista del siglo XX. Cuenta que ganó no sé cuántas elecciones y que sacó adelante a todo un país después de una gran depresión. Yo no tengo motivos para dudar de su verdad puesto que en el mes que llevamos conviviendo satisfizo, con creces, mis expectativas: me regaló estantes para mi biblioteca, subvencionó un nuevo perchero para el espacio común y se encargó de concertar ciertos pactos de tolerancia mutua con nuestros queridos hostigadores de siempre.

En la actualidad, gozamos de una tranquilidad extraña, casi ajena diría. Y no es que no quiera disfrutar del presente pero algo huele mal en Dinamarca... De momento, se mantiene la actitud amiguista y, salvo que algún factor externo interfiera, el pronóstico indica tiempo a favor... al menos por las próximas semanas.

8 de febrero de 2008

Más que un baño químico

Parece haber un acuerdo explícito acerca de que los tiempos que vivimos están complicados. Las quejas salen y no saben dónde caer porque lo único que encuentran en su camino son más quejas con las que congeniar. El optimismo, el espíritu positivista, los sentimientos acerca del progreso indefinido con los que alguna vez nuestra especie supo embadurnarse han quedado perdidos en el cajón del armario de la habitación cuya locación, ante el relativismo y los múltiples puntos de vista imperantes, no todos los expertos coinciden en ubicar.

No sé si esta imagen es producto de una mente exagerada o el registro de una iniciativa innovadora. Sabrán disculpar mi léxico, pero, entre tanta mierda que abunda, un lugar de paso por el que desviarla se me antoja, cuanto menos, creativo.

Con el habitual apoyo a las ideas radicales que caracteriza a este espacio, anunciamos nuestra salida en busca de más artefactos que se propongan como vías alternativas a los atascos escatológicos que nos acechan.

4 de febrero de 2008

Espíritu combativo

En tiempos de abundancia para climátologos y geógrafos de distintas calañas, nos encontramos aquí reunidos con el firme propósito de celebrar a quien hemos dado en llamar nuestro querido subversivo, el ejemplo a seguir. Aclaramos, anticipándonos a cualquier posible confusión, que es el flaco marrón quien se erige como protagonista del retrato, con pesar de la inmensidad y la verdura de sus congéneres circundantes.

En tiempos cuya temperatura real desconocemos, en noches en que dormimos acolchados y amanecemos transpirados, cuando apenas podemos preveer el horario para sacar la ropa mojada temerosos de los no poco frecuentes chubascos que se suceden casi a diario, este cuasi-minúsculo ser se calzó los zapatos duros, avanzó hacia la vanguardia y decidió secarse.

Porque sí, dice. Porque esto así no es, machaca. Porque acá, entre soles y tormentas, suéters y musculosas, me cansé y exijo mi derecho a una sana estabilidad climática, remarca.

Consultado acerca de las actitudes que piensa tomar en las próximas estaciones, el individuo en cuestión recalcó que su plan mutará de acuerdo a las circunstancias que cada contexto provea. Su plan inicial implica la continuidad de la protesta pacífica, pero no se descarta la toma de otras medidas de emergencia.

Confiamos en que la nutrición provista por el presente caso sirva para alimentar vuestras conciencias en ocasión de las futuras decisiones que atraviesen sus días.

2 de febrero de 2008


Sé que esta imagen pertenece a la remera de alguno de mis amigos.

Sé que la obsesión de estos días es la tristeza. No la obsesión del mundo que agota sus segundos en cada tic tac, sino la mía.

Sé, también, que esta cara es de bronca. Una bronca que saca pecho (o dentadura) y abre los ojos grandes e irritados para, a través de un par de gritos, reubicar esa tristeza absurda y autocompasiva en el estante que le corresponde.

Sé que hoy veo un hueco que se parece al vacío.

Sé del tiempo, sé que el tiempo sabe de mis tiempos. Sé que nos sabemos mutuamente de arriba a abajo, a veces.

Sé, además, que esa remera tarde o temprano irá a parar a un lavarropas y entonces, quizás, tras un lavado de cara, vuelva a saberme.

Sé que todo saber es relativo y que responde a determinados intereses.

Entonces, sé que para vos yo no sé.
 
 
Copyright © Retratos u Obsesión
Blogger Theme by BloggerThemes Design by Diovo.com. Premium Wordpress Themes | Premium Wordpress Themes | Free Icons | wordpress theme
Wordpress Themes. Blogger Templates by Blogger Templates and Blogger Templates